Una tarea que me gustó harto como me quedó, media cursi, pero me gustó. Se las dejo para que vean que también tengo mi lado gabriela mistral.
El cielo estaba más triste que cualquier otro día y al mar parecía molestarle. Liberaba su furia a través de grandes y ruidosas olas. Las gaviotas parecían estar lejos, pues el ensordecedor sonido de las agitadas aguas les quitaba todo tipo de protagonismo. Sin embargo estaban ahí. Algunas quietas, parecían estar contemplando el horizonte infinito. Otras picoteaban bajo sus delgadas patas como intentando encontrar algo, quizás alimento. Las restantes sobrevolaban la costa, imponiendo su presencia en aquel balneario. Parecían dueñas del lugar, pues en días como este son pocas las personas que lo visitan.
Las aguas lucían indecisas. Parecían danzar al compás del viento. Se acercaban con gran fuerza, a tal punto que no se sabía hasta dónde serían capaz de llegar, pero luego se arrepentían y se alejaban tímidamente, casi apenadas de abandonar tan lindo escenario. A las gaviotas parecía gustarles aquel repetitivo juego. Se acercaban retraídamente y se alejaban con gran prontitud escapando de su ira. Nada podía arruinarles tan especial y único momento. Ni siquiera los escasos deportistas que pasaban por sus alrededores.
La fina y entumecida arena parecía estar al margen de tan bello espectáculo. Tal vez estaba muy lejos. No podía ser partícipe de los bailes y juegos entre el mar y las gaviotas. Su único quehacer era descansar bajo el apenado infinito.
A penas se apreciaba el sol por entre las nubes, pero cada vez se evidenciaba más su cercanía con el mar, como si los dos fueran a fusionarse y de tan bella unión fuera a surgir el esplendoroso astro nocturno.
Las aguas lucían indecisas. Parecían danzar al compás del viento. Se acercaban con gran fuerza, a tal punto que no se sabía hasta dónde serían capaz de llegar, pero luego se arrepentían y se alejaban tímidamente, casi apenadas de abandonar tan lindo escenario. A las gaviotas parecía gustarles aquel repetitivo juego. Se acercaban retraídamente y se alejaban con gran prontitud escapando de su ira. Nada podía arruinarles tan especial y único momento. Ni siquiera los escasos deportistas que pasaban por sus alrededores.
La fina y entumecida arena parecía estar al margen de tan bello espectáculo. Tal vez estaba muy lejos. No podía ser partícipe de los bailes y juegos entre el mar y las gaviotas. Su único quehacer era descansar bajo el apenado infinito.
A penas se apreciaba el sol por entre las nubes, pero cada vez se evidenciaba más su cercanía con el mar, como si los dos fueran a fusionarse y de tan bella unión fuera a surgir el esplendoroso astro nocturno.
3 comentarios:
Interesante sitio... echale un vistazo al mio y me comentas!
http://escritosypoemas.blogspot.com/
interesante tu correr de palabras frente a esa situación. A mi tb me gusta derrepente analizar de modo literario sucesos cotidianos, normales. Y así derrepente uno descubre que siempre se puede encontrar algo anormal. Es entrete.
saludos,
gaby jesus mistral.
oie chika emo
de verdad no se que teni
pero me agraday y quizas mas que eso
ya po , eso, algun dia, nos vemos
chau
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