Leyendo un blog amigo me encontré con “quiero estar en la matrix” o algo parecido, pues como dije anteriormente, la memoria no es lo mío. El punto es que yo he estado en la matrix! Y no es una experiencia muy agradable. Llegó el momento, querido público, de que les cuente otra de mis extrañas historias…
Era el verano del 2006, o sea el año pasado, si mal no recuerdo era febrero. Estaba en mi casa una tarde cualquiera, a eso de las 4 de la tarde, aún con pijama y con ningún panorama previsto, suena el timbre (no con un din-don, mi timbre tiene un sonido realmente molesto), era mi mejor amiga. ¿Vamos a fumar? Están otros dos amigos abajo esperando. (No delataré la identidad de nadie.) Pero me tengo que bañar y vestir, le dije. N’importa, si yo tampoco me alcancé a bañar!! Vamos! Su entusiasmo era tal que me convenció me puse tal vez lo mismo del día anterior, o quizás lo primero que encontré en el closet.
Nos subimos al auto y partimos. El destino era el cementerio, para qué mentir diciendo cuál. Las alternativas son o 1 y 3. Siempre se me han confundido y siempre me he preguntado ¿existe el cementerio 2?
Volviendo a la historia; llegamos al cementerio y fuimos directamente donde siempre: Al fondo a la izquierda, y hasta el fondo nuevamente. Frente a la tumba de Manuela Plaza, en la parte de más arriba y escrito con tiza. Fumamos mucho. Estaba loca. Estaba más que loca, estaba lejos. Más que lejos estaba a punto de entrar a la matrix.
Empecé a sentirme un poco mareada, y como a tener un poco de calor. Ese calor como que te quema la espalda. Yo estaba para frente a la banca y empecé a ver entre borroso y negro y me imaginé que estaba en la Clínica Tarapacá, que recién me habían sacado sangre y tenía los síntomas post-aguja. Caminé a la banca y me senté, pero me sentía cada vez peor, cada vez estaba más cerca de la puerta de la matrix. Me recosté en el asiento, pero no dejaba de sentirme mal. No aguanté más y me acosté en el piso. En ese momento ya estaba completamente dentro de la matriz.
En el
piso las cosas no mejoraban, comencé a sudar frío, a grandes cantidades, mucho, más de lo que puedan imaginarse, Mis
amigos me hablaban, yo podía
escucharlos, pero no podía responderles. Mi cuerpo no me respondía. Pasó un rato y comencé a sentirme mejor. Ahora podía mover el
brazo. Me sequé el sudor de la cara; Al
hacer este movimiento mi amiga casi sufre de un paro cardiorrespiratorio. Aún no sabía lo que pasaba. De un momento a otro estaba afuera de la matriz, totalmente conciente y sin
secuelas. Me pare y me senté en la banca, ahí me llevé una sorpresa: mi cuerpo entero estaba marcado en el piso, así como cuando marcan a los muertos con tiza. Había sudado tanto que había dejado una
Giselle ahí plasmada en el cemento.
Imagínense mi cuerpo entero en el piso, de pies a cabeza! Nos fuimos al toque roket power ranger fuerza salvaje tormenta ninja.